Jamás imaginé emprender esta gran aventura, a la que mis sueños la presentaban más clara que aquella imperceptible partícula en el universo eterno de las ideas.
Estuvo siempre frente a mí, cerca, a un lado, escuchando mis latidos, midiendo cada milímetro de mi vida; me espiaba y no me daba cuenta.
Presentía algo, no sabía qué... Indago, comparo, intercambio... reflexiono... me doy cuenta que fuiste tú: sí, tú, el que lee estas líneas.
Siempre estuviste al acecho; esperabas culpar a nadie de lo que en realidad nadie vio tan claro como yo, pero dudaste como dudas todavía ahora.
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